Un mail desde ese programa indispensable de Radio 3 que todos deberían conocer, El Sótano, me ha dado la mejor idea para resumir lo que vivimos esa noche. Así, a traición, sin avisar a su responsable y firmante del escrito, Diego R.J.(colaborador de este rincón) cometemos la osadía de hacérselo llegar a ustedes porque nos parece una crónica acertada, contundente y que suscribimos hasta la última coma.
Espero que me perdones, Diego...ojo, ya sabes que discutir con los Jedis es peligroso.
LOS CORONAS en LA JOY
Los locos y los cuerdos
Viernes 23 de octubre. Año 2009. ¿El mundo se ha vuelto loco? Un grupo sin cantante va a tocar en una sala con capacidad para casi 1000 personas. Hay rumores de que la anticipada va bien. La taquilla fue mejor. Lleno hasta los topes. El apoyo promocional fue muy importante en esta jugada, a muchos no les sorprendía el resultado: “Los Coronas están pegando fuerte" decían. Personalmente lo viví todo con una mezcla de nerviosismo, expectación y alegría. En primer lugar por los propios Coronas, merecida recompensa para quienes el maestro Jedi de los sonidos instrumentales, Eloy RB, defiende desde años como “el mejor directo del rock’n’roll en este país”. Pero en segundo lugar -y a nivel particular no menos importante- por la escena de la música no cantada, ciento por ciento instrumental, si quieres llámala surf. Los Coronas son su cabeza visible, los únicos que han conseguido asomarse al mundo exterior para sentenciar ¡aquí estamos nosotros! Perseverancia inagotable, una larga experiencia, técnica intachable y, sobretodo, calidad compositiva y visión de sonido podrían llevarnos a dar con la clave.
Desde que sonó como música introductoria el “A degüello” quedaba claro que iban a por todas. ¡No habrá supervivientes!, avisaban. Y nadie salió de allí sin reconocer la fuerza del instro-huracán que acaban de presenciar. Ataque frontal con “Libertwango” y “Jinetes radioactivos”, Piazolla y Kraftwerk ingeridos por el reverb. Y no fueron los únicos, Los Brincos o el cuarteto de Dave Brubeck también pasaron por el aro. Incluso la Creedence o los Dead Kennedys sobrevolaron en fugaces riffs. Se pudo palpar la brisa de la sierra mejicana, el calor del desierto almeriense, la intriga con licencia para matar. Por supuesto que Dick Dale, The Ventures o Duane Eddy son viejos amigos del grupo. Se agradece que sigan ahí, sujetando con firmeza, al final de una cadena cada vez más larga, el ancla que los une a la abisal fosa surfera desde la que emergieron Los Coronas. Cuando suenan “Soul surfer”, “Go Kato go”, “Maremoto” o la tsunámica “Big wave riders” es cuando uno piensa… “¡ahí empezó todo!”. Embriagado sin alcohol pasaron las casi dos horas de show. Final con 900 personas aplaudiendo, aclamando: a ellos, por supuesto, pero también y aunque algunos no lo supieran, al rock’n’roll instrumental.
Ese viernes se vivió un hito. Los allí presentes presenciamos algo que no ocurría desde las matinales del Price de los primeros sesenta, cuando un grupo sin cantante recibía el reconocimiento que merecía. Y no, no es que el mundo se hubiera vuelto loco. Más bien parecía que se comenzaba a recuperar la cordura.
Diego R.J., desde El Sótano
Escuchen aquí el programa del 16 de Octubre con Fernando Pardo de Coronas como invitado: